Pienso que no es demasiado justo, que si alguna vez obtuve tratando de ser princesa me dispararon bala por día que nos quisimos y jamás me rebotaron en la corona, dieron justo en el centro de alguna zona de desequilibradas cosquillas y pasé lo que dura el replay de la canción más triste del mundo vomitando plata apoyada en la bañera. Intenté seguir tu rastro empezando a hurtadillas y acabando con gritos, y sin nada; que descompensados fueron, tu amor y mis llantos. Dormía deseando despertar dormida, no puede ser que después de superar historias de terror un príncipe rosa desteñido me destrozara. Esperé corceles y promesas de Barbie amor a Ken , pero pensándolo bien mi sangre nunca fue azul, habría sido más efectivo un Eduardo manostijeras capaz de traspasarme, justamente con sus manos, la piel. Y por mucho que me siga diciendo, ahora mis oídos son sordos;solo queda ser feliz sin mesura.
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