El aire mecía las flores y mi pelo, tratándose de llevar los motivos de la indiferencia para vernos llorar. Ni un suspiro, ni un gesto, ni un pésame. Un poco de lluvia perezosa y helada comenzó a resbalar por mis pestañas, y se llevó, casi sin darnos cuenta, todas las tardes de verano. Se fueron los besos y los viernes también. El dolor se hizo intenso aquí, cerca del pecho. Lo presioné con la mano húmeda y asentí, pero no pude evitar que pasara. Como se abandonan los juguetes viejos e incluso los sueños. Agotó la última gota de mi pobre salud mental y estremeció hasta la entraña más oculta de aquel lugar. Enterneció cada ángulo, comisura y recodo, convirtió las noches más efímeras en torturas espaciales y jamás propició una pizca de piedad. Como siempre sin avisar, volvió. Taciturno y pausado, tan demente y perturbado... que olvidé lo que era vivir sin él.
sábado, 25 de junio de 2011
martes, 21 de junio de 2011
Sólo existe un ahora
"Somos jóvenes. Se supone que debemos emborracharnos, que debemos portarnos mal y follar hasta perder la cabeza. Estamos diseñados para irnos de juerga, es así. Sí, algunos tendrán una sobredosis o se volverán locos, pero Charles Darwin dijo que no se puede hacer una tortilla sin romper algunos huevos, y de eso se trata: ¡de romper huevos! Somos un desastre, yo soy un desastre y pretendo seguir siéndolo hasta los veintitantos, tal vez hasta los 30, y dispararía a mi madre o a cualquier otra persona que quisiera quitarme eso."
lunes, 6 de junio de 2011
miércoles, 1 de junio de 2011
Estupefacientes vasculares.
Pero no era cierto. Cómo cuando jugabas a ser el prota de una peli o prometías algo eterno, no era cierto. Nadie merece un atraco a lengua armada; secuestro de todos los besos y por rescate un pobre paro cardíaco, que ni olía a sangre ni sabía a hierro, vaya timo de corazón que se deshizo y solo era agua, como el buen hielo. Ansiedad de tercer grado, disparaste y no me diste, pero mi autoestima voló en 2.597 pedazos por todo el cielo de lo nuestro. Mis paredes se mancharon de un doloroso enamoramiento prematuro y de poemas de neruda. Hasta ahora dulces dieciséis, y de mis quince sólo extraño a ese señor de ojos azules que solía darme las buenas noches por teléfono. Las noches automutilan a mi razón. Señores, creo que Junio va a ser bonito...
(Los amantes, de René Magritte)
Que horror de día...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)